El deseo de ser feliz 

¡Todos anhelamos ser felices! La felicidad es un deseo universal y es nuestro derecho por nacimiento. Quizá para muchos de nosotros sea difícil dar una definición de esta maravillosa palabra; sin embargo, conocemos perfectamente las emociones que nos hacen sentirla.

Independientemente de nuestros sueños, objetivos y metas por cumplir, la felicidad debe estar presente en nuestra vida.

Es común pensar que logrando un objetivo, alcanzando una meta o realizando un sueño, la felicidad llegará para quedarse. Se nos va la vida sin darnos cuenta que vive dentro de nosotros, en cada respiro, en cada paso y en cada pensamiento positivo.

En situaciones difíciles o cuando nos invaden pensamientos negativos surgen las preguntas:

• ¿por qué no soy feliz?
• ¿por qué no encuentro la felicidad?
• ¿por qué no puedo alcanzarla?

Tenemos la idea de que para ser felices debemos luchar y esperamos encontrarla en personas, lugares o cosas materiales. Lo cierto es que la felicidad es una decisión y depende únicamente de nosotros mismos. Ser felices es nuestra responsabilidad.

No podemos esperar que no haya momentos de dolor, obstáculos o desafíos, los cuales son parte de la vida y debemos verlos como oportunidades de crecimiento. No apreciaríamos momentos de luz sin tiempos de oscuridad. Cada experiencia en la vida nos hace más fuertes, nos enseña y nos prepara para tomar mejores decisiones en el futuro.

¿Deseas lograr que el camino de tu vida se convierta en un sendero donde la felicidad esté presente?

¿Quieres un viaje lleno de luz, libertad y plenitud?

¡Relájate! Eso es tan sencillo y necesario como respirar. La clave está en la calidad de pensamientos que estás generando y le darán vida a tus emociones.  

Las emociones nacen de los pensamientos

Las emociones son reacciones intensas que surgen de manera automática. Estas son producidas por estímulos internos como los pensamientos y los recuerdos, y por estímulos externos que son todo lo que acontece a nuestro alrededor. Existen diferentes maneras de clasificarlas, pero para efectos prácticos, hablaremos de ellas como emociones positivas y negativas.

Las emociones son espontáneas e inevitables, pero si nos centramos en que nuestros pensamientos hacen nuestras emociones, entonces podremos controlarlas.

Los pensamientos negativos sabotean nuestra felicidad, nos roban la oportunidad de disfrutar de la vida, de crecer, de evolucionar y de convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos; nos privan de lo único que nos pertenece, – el presente. En cambio, de los pensamientos positivos, brotan emociones que se convierten en sentimientos de amor, alegría, satisfacción, gratitud, esperanza, plenitud, tranquilidad y todos aquellos sentimientos que nos hacen sentir plenos y felices. Esta sensación nos da la energía necesaria para hacer los cambios que deseamos en la vida, lograr objetivos, alcanzar metas y realizar nuestros sueños; todo esto dentro del marco de la felicidad. El único obstáculo que puede detenernos son los pensamientos negativos.

Los pensamientos positivos cultivan la felicidad

Si te dispones a producir pensamientos positivos estarás cultivando tu propia felicidad.

Estudios científicos indican que tenemos 60000 pensamientos cada día. Drew Heriot (Director). (2006). The Secret [Documental; video online]. Productora. Indudablemente es imposible recordar cada uno de los pensamientos de nuestro día; sin embargo, analizar cómo nos sentimos y cuáles fueron nuestras emociones o sentimientos, nos alertan sobre qué tipo de pensamientos estamos creando.  El sentimiento de energía positiva y las emociones como la alegría y el optimismo indican que nuestra mente fue alimentada positivamente. Por el contrario, sentirnos tristes, desmotivados y aburridos, nos dan señal de que ideas nocivas y perjudiciales están bloqueando nuestro derecho a la felicidad.

Reflexionar cada noche sobre cómo te sentiste durante el día, es una buena práctica para monitorear tu mente. Recorre tu día lentamente y reconoce qué tipo de emociones generaron en ti los estímulos. Por ejemplo la alarma del despertador, el llanto del niño, el tráfico, las tareas cotidianas, el trabajo, la música,  las noticias y así con cada estímulo externo. No te olvides de los estímulos internos como los recuerdos, imágenes mentales y pensamientos que se repiten constantemente, y que la mayoría de las veces nos producen una profunda desdicha. Si vives preocupado por el futuro, sufrirás de ansiedad y si vives en el pasado, tiendes a ser depresivo. Puedes hacer una lista de cosas en las que hayas pensado varias veces al día o durante la mayor parte del tiempo, agrega algunas actitudes y pensamientos derivadas de estímulos externos. El objetivo es darte cuenta cuáles son los pensamientos y actitudes que debes empezar a cambiar. 

Cuando estés consciente de lo que tu mente está creando, podrás tomar responsabilidad de tu felicidad y empezar a transformar tu mentalidad.Para poder sentirnos positivos y felices, vamos a pensar positivo. 

Transforma tu mentalidad modificando tus pensamientos

Modificar nuestro pensamiento es sencillo, siempre y cuando se desee realmente un cambio.

Somos lo que pensamos.

Crear pensamientos favorables por medio de afirmaciones positivas, es una manera simple de modificar nuestra mente. Estas afirmaciones deben ser hechas en tiempo presente y en cada momento del día. Al despertar, mientras te bañas, frente al espejo, durante el desayuno, rumbo al trabajo o la escuela, no importa cuál sea tu rutina, debes guiar tus pensamientos hacia lo positivo. Es muy importante que vivas intensamente la emoción que te generan esas afirmaciones, siente cómo puedes transformar tu ánimo y creer que eres capaz de realizar tus más grandes sueños. 

Ejemplos de afirmaciones positivas:

• Creo en mí, soy disciplinado y logro lo que me propongo.
• Me amo y me acepto incondicionalmente.
• Soy valiente y decidido.
• Estoy saludable y lleno de energía.
• Me siento agradecido por…
• Tengo abundancia en todos los sentidos.
• Creo en mí, en mis talentos y mis capacidades.
• Hoy es un día maravilloso y lleno de esperanza.
• Me siento positivo y entusiasta.
• Tengo un gran potencial para triunfar.
• El poder de transformar mi vida está en mi mente.

Seguramente te estarás preguntando ¿cómo puedo pensar positivo con tanto obstáculo?, odio mi trabajo, estoy atrapado en las deudas, tengo una relación tóxica, crecí entre la violencia; así pueden seguir surgiendo innumerables situaciones que te harán pensar que la felicidad está lejos de ti. Déjame decirte que todo, absolutamente todo, puede cambiar por medio del pensamiento. Entre más emociones positivas generes, el sentimiento de felicidad será más grande, más constante, verás como todo a tu alrededor cambia de energía. Tus actitudes serán positivas y sentimientos de valor, resolución, fuerza y vitalidad te harán tomar acción para cambiar estas situaciones, siendo feliz en el proceso.

No te concentres en las situaciones negativas; tú tienes el poder de transformarlas o liberarte de ellas. Toma las cosas con calma y empieza por aprender a disfrutar de las actividades cotidianas, pues estas son parte de la vida. Cambia tu actitud hacia ellas y sé agradecido con cada oportunidad. Cuanto más valoras lo que la vida te ofrece menos te enfocas en las situaciones adversas.

Bendice tus rutinas, ya que son importantes y merecen ser valoradas. El poder despertar cada mañana y beber una taza de café, preparar el desayuno, ir al trabajo o llevar a tus hijos a la escuela, cualquiera que sea tu rutina, inyéctale optimismo.

Saber apreciar las cosas sencillas que la vida te ofrece es el primer paso para la construcción del camino de tu felicidad. Agradece cada una de las cosas que día a día das por sentado, como tener un techo, un plato de comida, agua o internet. El agradecimiento provocará cambios en tu vida que te harán sentir inmensamente feliz.

Lo importante es tomar conciencia y aceptar que somos nosotros los que creamos nuestra felicidad con nuestros pensamientos, actitudes y acciones positivas.

Espero que hayas disfrutado de este artículo e impacte positivamente tu camino en construcción.